Javier Orcajada del Castillo

El impuesto especial a la banca

Mala imagen la de Antonio Garamendi, presidente de la CEOE que «tacha de error los impuestos a la banca y energéticas» con argumentos peregrinos, pues con ello contribuye al desprestigio del «casposo capitalismo español». Quizá, sería a preferible anular los 3.000 millones del impuesto especial a la banca para los dos próximos años, que ha decidido temeroso el Gobierno, en cambio que se les exija que devuelvan el préstamo financiero de los 60.000 millones que aportó el Gobierno para rescatar a la banca, pues hasta el momento sólo han devuelto 6.000 millones. Además, que levanten los avales y garantías del estado a la banca extranjera a los préstamos que se estiman en 250.000 millones aun vivos. Sin embargo, los beneficios que han obtenido los cinco mayores bancos en el año 2021 suman 21.795 millones a pesar de la pandemia. Y para consolarse repartirán 7.000 millones en dividendos. Es decir, que la patronal bancaria que ha tenido que ser salvada con fondos públicos ha puesto el grito en el cielo y rechaza contribuir a superar la crisis que está sufriendo la ciudadanía con un impuesto especial de 1.500 millones anuales el 2022 y 2023. Es muestra de la retórica vacía del Gobierno y la banca, junto con la falta de sensibilidad de Garamendi que se niega a contribuir con estos «peanuts» con los que Calviño evidencia la demagogia del PSOE cuando enfatiza que «nadie quedará atrás». Malos augurios electorales, pues el Supremo ha hecho pública la condena de dos presidentes socialistas de la Junta de Andalucía por los ERE que elevan a 680 millones malversados y que se van a convertir en el Gólgota de Sanchez y su equipo de ineptos y la vuelta del régimen fascista por fusión de PP-Vox, ahora legitimado por las urnas. Una vez más se impone la España de los caciques, militares y la Conferencia Episcopal.

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