Enric Vivanco Fontquerni | Barcelona

El martirio

Las colonias no necesitan instituciones propias. La mejor forma que tienen los colonialistas es culpar a los colonizados de todos los males habidos y por haber: deterioro climático, contaminación, movilidad, turismo, sanidad, enseñanza, cultura, economía, urbanismo, destrozo del territorio en manos de mafiosos muy bien relacionados con el Estado, seguridad; que los papas digan lo que sus hijitos pueden oír o no en el idioma del imperio, por supuesto, y como no, en inglés, la comunicación liada con los financieros y con los partidos políticos mentirosos compulsivos, las mafias de todo tipo y cuellos que pululan por Catalunya. Este es el retrato que asola el Principat, en estos momentos.

Así que deseo que el Estado se haga cargo de todos estos problemas y en cuatro días todo resuelto, ya que desde la distancia se vislumbra mejor las soluciones, y se harán miles de caminos para ir en bicicleta hacia el cielo madrileño, que será como ir a una romería alegre y divertida. Sí, que se implementen todos los presupuestos que arreglarán la vida de todo el mundo, tres años sin ellos y todo perdido, así que con los nuevos recuperaremos el edén anterior ya que la memoria es muy frágil.

Con la gobernanza de Europa y de Madrid ya es suficiente, más no por favor, los consistorios podrían implementar las órdenes de los estamentos superiores y todos contentos. Nos podríamos ahorrar los comentarios besugos que han salido ahora, qué casualidad, que disparan con la ametralladora, respecto a que más del 60% de los que pueblan el Principat consideran que el Govern es incapaz de resolver los problemas, ¿y en Francia, Grecia y en el Estado, y en el resto europeo?

En todas partes las encuestas hace años que señalan que los políticos son unos inútiles para los ciudadanos. A lo mejor, con mucha suerte, todos los analistas políticos se podrían pasar a comentar las competiciones deportivas, que cada vez mueve más dinero, por lo tanto más corrupción, con la posibilidad añadida de las apuestas y poderse jugar el sueldo con sus ídolos deportivos, heroicos y mártires.

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