Setiembre, el mes de los comienzos. Para muchos más que enero. Treinta días en los que te propones llevar las cosas al día y comenzar nuevos proyectos. ¿Quién no lo ha pensado alguna vez? El mes en el que vuelve la motivación y las pilas están cargadas. Ese en el que escribes una lista de propósitos que en tu cabeza suena bastante bien.

Estamos a mediados de setiembre. ¿Cuántos tics de «conseguido» has marcado? Aunque la excepción confirma la regla y algún valiente se autoconvence de que todavía está a tiempo, seguramente te quedan más de la mitad de las metas por tachar y las ganas de los primeros días han desaparecido. Quizá es momento de proponerse objetivos más realistas y dejar de procrastinar. Y si no, siempre podrás esperar a octubre para escribir otra lista irreal e infinita que, con suerte, lograrás cumplir.