Es incomprensible cómo los demás partidos políticos no dan con urgencia y abnegación sus votos al PP, para que este gobierne y nos ofrezca otra legislatura de crecimiento económico milagroso y excepcional, según ellos mismos nos recuerdan una y otra vez.

Es verdad que el déficit público no ha cumplido lo acordado (¡Bah, por unas décimas de más o menos! ! Esos de Bruselas son de un quisquilloso que...). Dicen que la deuda ha crecido estos años hasta límites inaceptables y que será un pesado lastre durante muchísimo tiempo (otro capítulo más de la malévola leyenda negra, !seguro!); parece que los fondos de la Seguridad Social han sido expoliados estos años hasta poner en riesgo inminente el sistema de pensiones (pero seguro que habrán utilizado bienintencionadamente tan elevadas extracciones en tapar insondables «chapucillas» varias). Dicen también que el año pasado salieron 70.000 millones de inversiones extranjeras captadas en años anteriores (¿Vamos a dar importancia a los mercados, esos traidores interesados que ya se sabe que te abandonan en cuanto ven dudosos los beneficios futuros?).

Es cierto que la pobreza crece y que el paro sigue en cifras escandalosas y que los contratos nuevos son escasos, temporales y con sueldos miserables, y que cada vez más familias ven disminuir su nivel de vida... Y todo ello mientras se hace evidente que el fraude y la corrupción se han enquistado en el sistema... Pero no vamos a ponernos intransigentes por esas minucias, ¿no?

En fin, solo la envidia puede explicar que los otros partidos no quieran colaborar con quienes han llevado la economía a cotas tan excelsas y no reconozcan lo que sus logros económicos tienen de increíbles (¿Tal vez solo porque su eficacia real no se ve por ninguna parte? ! Incrédulos!).