Enric Vivanco Fontquerni | Barcelona

El monopolio de la violencia

La mala costumbre de no hincar el diente, a las frases hechas, que se repiten como en cualquier mercadillo, y a continuación citar el nombre del insigne inventor, para colocar un muro, que evita la reflexión posterior. Una de las más emblemáticas es: «El uso legítimo de la violencia por parte del Estado», supuestamente expresada por el admiradísimo por parte de todos los inmovilistas, Max Weber. Pocos días después del levantamiento Espartaquista, en enero 1919, que produjo pánico, a los quietistas habituales, o sea a la socialdemocracia, entre otros. Weber, pronunció la conferencia; «El oficio y la vocación del hombre político». En el contexto del momento era imposible abstraerse de la situación de la derrota de Alemania, en la IGM, y de la miseria de las clases populares. Weber, a pesar de la terrible situación en que se vivía, mencionó, que esta violencia debía de estar encuadrada, por el derecho y por reglas estrictas, y como el sociólogo, fue consciente del peligro de su aseveración, escribió que el Estado «reivindica», este monopolio, así que puede ser cuestionado en el ámbito de una democracia, como las detenciones arbitrarias, en que el Estado español, es un gran experto de las mismas, desde el primer día de este sucedáneo de democracia, que se padece. El fraternal Estado vecino de los Pirineos, desde el inicio del 17 de noviembre 2018, los chalecos amarillos, han sufrido 93 heridos graves, de los cuales 10 son mujeres, con 13 perdidas de ojo, una mano entera, y caras desfiguradas, huesos rotos, y un hombre de 80 años fallecido por una granada de gas que le dio en la cara. Es inadmisible que en una democracia no haya la posibilidad de legítima defensa por parte de los ciudadanos, que no consiste en aplicar la Ley del Talión, ya que los gobiernos de turno lo único que les importa es ganar las elecciones y seguir cobrando. Este es un debate urgentísimo, que se debería abrir por toda Europa. ¿Existe el derecho de la protesta?, o es un sucedáneo más. ¿Se tiene la intención de eliminar a los provocadores con sueldo? En la actualidad que los Estados, abusan de la violencia, y que disponen de unos presupuestos indecentes en seguridad, que perjudica el poder contratar a más bomberos, sanitarios y maestros, es de una evidencia infinita. La democracia si alguna vez existe, no necesita de armas de defensa, para mutilar a sus ciudadanos que les proporcionan sus emolumentos, sino que las personas puedan canalizar sus aspiraciones, sin intermediarios mentirosos.

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