Pero ¿qué hace el rey de un «Estado social y democrático derecho», en el que «la soberanía nacional reside en el pueblo español del que emanan los poderes del Estado», en una cumbre como la de Davos?

Se imaginan a la reina Isabel II en lugar de Theresa May que fuera a la cumbre de Davos, se entrevista con Enmanuel Macron y Donald Trump y diera una conferencia.

La responsabilidad no es de Felipe VI, sino del presidente del Gobierno, que es quien tiene que haber autorizado su presencia, y la presencia del rey Felipe VI es una devaluación de la democracia. El rey no puede ocupar su lugar que corresponde al presidente del Gobierno.

¿O es que Mariano Rajoy considera que el rey es el portador de dicha soberanía o que no está sometido a la Constitución?

No se puede tolerar que se anteponga el principio monárquico al principio de legitimación democrático. No hay ninguna monarquía Parlamentaria europea en la que el rey pudiera ocupar el lugar del primer ministro en ese foro.

Los partidos de la oposición no solamente tendrían la obligación de preguntar al presidente del Gobierno por esta asistencia del rey a la cumbre de Davos, sino que deberían exigir la celebración de un Pleno en el Congreso de los Diputados, a fin de que, tras el debate correspondiente, se fijara una posición clara e inequívoca de lo que el rey puede o no puede hacer.      

Mariano Rajoy algún día se le ocurrirá ponerle en la puerta de la Moncloa, en vez de a la persona de guardia... a Felipe VI.                              (a mí tampoco me importaría)

Salud y República,

Pedro Mari Usandizaga Añorga