Organizaciones y vecinos de más de 45 capitales y ciudades europeas promueven un lobby para exigir ante la Comisión Europea medidas contra el ocio nocturno salvaje y desregulado. La Organización Mundial de la Salud dictamina que un ruido repetitivo que no te deja dormir causa trastornos sobre la salud mental y cardiovascular. Y la Justicia Europea lo ha calificado como un ataque a los derechos fundamentales. Sobre esta base médico-jurídica Asociaciones y Organizaciones de París, Amsterdam, Lisboa, Madrid y en la práctica todas las capitales del Sur impulsan un lobby con la fuerza suficiente para exigir protección contra el ruido del ocio, nocturno sobre todo.

Dentro del ocio nocturno las bajeras de jóvenes de Pamplona y, por extensión, de Navarra (locales de reunión) son un caso atípico pero no por eso menos sangrante. No es el botellón devastador del barrio de Chueca en Madrid, o el de Granada y Sevilla, o el turismo de borrachera de Valencia y el Levante-costa, o un Juevintxo del Casco Viejo pamplonés o el potepintxo donostiarra, pero sí un botellón de bolsillo que hemos sufrido tabique con tabique. La nueva normativa sobre bajeras aprobada por el Ayuntamiento buscó paliar y recoger las quejas vecinales. Ya publicada en el BON y cumplidos los plazos de posibles recursos, estamos en condiciones de hacer una primera valoración. El horario, la distancia de 100 m entre locales, la obligación de insonorizar y acondicionar las bajeras, creemos que son medidas de cierta garantía para poder afrontar las molestias de los locales. Es lo positivo. En el lado negativo constatamos el aumento de noticias en prensa sobre actuaciones policiales por consumo de estupefacientes y trapicheo en bajeras. Nosotros comprobamos desde hace años que las primitivas bajeras se iban configurando como espacios de iniciación de los más jóvenes en el consumo de todo tipo de sustancias. La primera borrachera casi infantil, fumatas,  pastilleo… Pero es un tema que nos desborda. Sí pedimos un protocolo de actuación en las intervenciones de la policía municipal. Primer punto: exigir la presentación de la licencia y constatar que se cumplen las condiciones que exige la normativa. Caso contrario, cierre inmediato. Y nos queda el siempre discutido nivel de decibelios, el umbral de la molestia y el umbral de la denuncia. Nosotros recomendamos directamente a los jóvenes que se olviden de la música y el 80% de los problemas habrán desaparecido. Es otro tema común pero de ámbito mucho más amplio y que nos trasciende. Llueven quejas sobre el umbral de la molestia y de la denuncia desde Turín, Milán, las ciudades del norte industrial francés… De tales quejas nace este lobby eurociudadano en cuyo listado queremos incluir a Pamplona. Contra el ruido y también contra la dejadez de las instituciones, que es otra queja eurocomún. Pero consuela pensar que no estamos tan solos como creíamos.