Enric Vivanco Fontquerni, Barcelona

El virus de los monos

La información que se fabrica siempre ha sido una apestosa falsedad. En la actualidad, transitamos por una guerra y en las guerras, siempre y en todo lugar, ha sido la economía uno de los elementos desencadenantes de las mismas.

No hay que ser un lince para observar que esta pandemia incide directamente en la economía global predominante. La respuesta mediática es la censura sistemática de lo que molesta y la propaganda de lo que sucede, y a quienes se culpabiliza es equivalente a lo que los nazis hacían en sus pasquines en color.

Ahora se puede apreciar qué medios de comunicación son capaces de desmarcarse de la versión oficial de lo que se ha de publicitar. El panorama es desolador, no hay absolutamente nada, ni nadie, que utilice el argumento del principio de precaución, en la situación actual.

Para empezar es un auténtico escándalo que presuma de poseer ciertos conocimientos cuando es imposible saberlos. Los muertos no importan ya que, si se tuviesen en cuenta, la contaminación medio ambiental que provoca una mortandad similar al virus actual estaría superada desde hace décadas.

La contaminación provoca el debilitamiento general en el sistema inmunitario de los humanos y no humanos, esto sí que se sabe con toda certeza, pero no se explicita.

Los científicos de las ciencias naturales, son unos auténticos analfabetos para poder articular conocimientos de otras disciplinas. Los que trabajan en las empresas privadas, están censurados por parte de la misma, y por parte de los gobiernos respectivos.

En las farmacéuticas, el conocimiento de un producto en su globalidad nadie lo sabe, siempre está fraccionado, es la regla de oro en su funcionamiento. Por ello, asegurar que un producto es maravilloso, es un invento de propaganda en tiempos bélicos.

Si es verdad que el sistema inmunitario propio responde mejor con el de un virus de un mono, será por nuestros ancestros. Algo que se ha de demostrar ya que esto es una mera elucubración.

La pregunta que cualquier estúpido ha de hacer: ¿Por qué nuestro sistema inmunitario es de pena? 

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