Javier Orcajada del Castillo

En Podemos no están todos los «indignados»

El 15M fue la explosión espontánea de los «indignados» que exigían un cambio real y profundo en el modo de gobernar. Era la población que había perdido el miedo decidiendo tomar la calle para desalojar a los emboscados en el poder y que se resistían a perder los privilegios que les aseguró la Transición.

Aquella ciudadanía carecía de los líderes imprescindibles para canalizar la rabia acumulada y no se diluyera por la presión del bipartidismo. Profesores de universidad tomaron la iniciativa con ese objetivo, creando lo que después sería Podemos. Idealistas, pero teóricos desconectados de la realidad, pues nada creado en laboratorios y en los libros exclusivamente y sin contacto con la realidad puede ser un instrumento para activar un proyecto que implique un cambio radical para lograr la justicia social y para desenmascarar a los demagogos de los partidos y grupos de presión que controlan la banca, los ejércitos, la iglesia, altos funcionarios y profesionales liberales que han hecho de su profesión negocio.

Todo ello en un contexto de corrupción sistémica, generando un caos económico para salvar a los bancos de la quiebra. Junto con evasores fiscales protegidos por amnistías y con el apoyo de una justicia miedosa y dependiente del poder, Podemos canalizó inicialmente la fuerza imparable de la ciudadanía, pero al organizarse comprobaron que las protestas se convirtieron en votos y surgieron los teóricos expertos en el manejo de las masas: Iglesias, Errejón, Bescansa, Monedero…, desplegaron una actividad frenética apareciendo en todos los medios de difusión, polemizando con los políticos que se han aprovechado del status logrado en los años de la transición, resultando derrotados en todos los frentes batiéndose en retirada dadas sus endebles bases ideológicas de la transición…

Los que coparon el poder en Podemos olvidando los ideales, ocuparon un espacio amplio que los indignados les abrieron, perdiéndose en la jungla del poder que ya tocaban… Querer cubrir un espectro tan diverso suponía la cuadratura del círculo, pues defendían la integridad nacional como buenos españoles, pero en esa tesitura Catalunya y Euskal Herria se les escapaban. Había que parar la sangría, pero sin desatender territorios nacionales, caladero natural del voto sumiso. El 20D resultó agridulce, pues esperaban ganar al PSOE, aunque lograron capacidad de bloqueo, ejerciéndolo con habilidad al convertirse en estrellas de las Cortes con sus genialidades y afán de protagonismo…

Creen que arrasarán si se convocan nuevas elecciones gracias a la falta de carisma de Sánchez en PSOE. Por ello se aprecia en sus dirigentes un tono entre descarado y cautivador que resulta ofensivo para sus contrincantes que tratan de defenderse como pollo sin cabeza. Probablemente Podemos esté desaprovechando la oportunidad de dar la vuelta al caos en que el PP ha convertido al Estado.

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