Enric Vivanco Fontquerni | Barcelona

Entrenadores de fútbol

Los chivos expiatorios son el último recurso, para salvar a los auténticos culpables. La industria futbolística, funciona por medio de tener controlados a los medios de comunicación, todavía más vigilados que la variante política y social. Es una industria cerrada en que las elecciones para conseguir un nuevo presidente, es una auténtica mascarada que raya la indecencia más profunda. Las directivas son las que marcan la línea deportiva a seguir, y son las que se lucran, y no hay forma de desvelar las corrupciones sistémicas de esta industria. La directiva actual, es la que siempre ha pululado por los palcos, con la única excepción de la época Laporta, que jamás el Barcelona, había conseguido tanto prestigio por Europa. La ideología de los directivos actuales, corresponde al equivalente de los del puente aéreo, que consideran que la institución, tiene que estar controlada para evitar que su deriva sea demasiado soberanista, por esto defenestraron a Laporta, importándoles muy poco destruir toda su labor. En la época de la dictadura, el equipo del régimen debía de ganarlo todo, dejando las migajas para el resto. En la actualidad piensan que si el FC Barcelona, gana estas copichuelas que ofrecen, tendrán a la masa social entretenida en partidos que son auténticamente insufribles, y la parte ideológica de construcción de la libertad pasa a un segundo término. La directiva actual, está en esta labor, por lo tanto es de justicia reconocer su éxito, por esto no tienen la decencia de largarse. Echarlos es prácticamente imposible, ya que el culpable es siempre el entrenador, que dispone de un conjunto viejo y cojo, con jugadores que su profesionalidad están en los jolgorios y sus negocios particulares, que no aportan nada al juego del equipo. Es vergonzoso ver los titulares, de la prensa, como si el culpable fuese el empleado que ha escogido una directiva dinamitera del éxito, anterior. Olvidarse de la cantera, más bien hundirla a conciencia, para comprar y vender, jugadores mercenarios. Hace años que unos cuantos sabían que el equipo no está pensado para Europa, sino para tener que soportar lo que ofrece futbolísticamente un estado, que está al nivel de la Copa del Generalísimo.

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