Gerardo Hernández Zorroza

Factor humano y economía ultraliberal

La corrupción, dicen, es la «grasa» del sistema, que ha permitido (a computar en el «habe» social) niveles de comodidad y oportunidades nunca conocidos, aunque en el «debe» hay que anotar también mayores problemas en la pareja, falta de recambio generacional y enfermedades por estrés, asociado a trabajos en general insatisfactorios, mecanizados y sujetos permanentemente a control externo; realizados además con una presión excesiva, repleta de prisas. En el «debe», igualmente, hay que apuntar el aumento del consumo de drogas y la falta de expectativas a corto y medio plazo. No hablemos del largo.

Muchos opinan que no conviene obsesionarse con estas consecuencias negativas del guión neoliberal, que obligará, dicen, a una jubilación a los 70. Manda güe...

Para crecer en lo personal, antes de sumar, conviene restar las cuestiones que el tiempo confirma erróneas, superadas, obsoletas. Para ello, no hay que dormirse y llevar a cabo un proceso de ajuste mental permanente.En lo social, es parecido, aunque más complicado, pues los pasos precisan de consenso, de atender a esos «habes» y «debes» mencionados que atienden a lo humano.

Las empresas y corporaciones precisan aplicar este factor de corrección humano, olvidado a menudo, lo cual está incidiendo sobremanera en los «rendimientos decrecientes» que dicen obtiene la economía ultracapitalista, que ha optado por despejar de la ecuación del crecimiento el factor «humano trabajador», y decantado claramente por «la máquina». ¡Qué listos..!

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