Ciudadanos, el partido monárquico por excelencia que intenta mezclar los genes de todos los que han pasado por las escuelas de negocios, para buscar los sementales más robotizados y más incapaces para pensar que la vida no consiste en acumular beneficios para muy pocos y jorobar la vida al resto. La pieza que quieren hundir es la Alcaldía de Barcelona, promocionando a un político inútil y prepotente como Manuel Valls. Ciudadanos, partido colonizado por su odio, en contra de la decencia más minimalista, su marketing político, amenaza traer a mercenarios de los que no tienen ningún escrúpulo en vaciar empresas de trabajadores y al resto explotarlos hasta la enfermedad. Ciudadanos, el partido antigualla, se retrotrae al siglo XVII, cuando las dos monarquías, se repartieron Catalunya, y ahora quieren adjudicarse Barcelona, por medio de Tabarnia, esta gran idea, ya que la libertad no está influenciada ni por el espacio ni por la demografía, en cambio la libertad muere sin remisión por medio de las malas personas. El nuevo Napoleón, pretende acabar el trabajo que no pudo hacer el original. Este monstruo fabricado por los poderes económicos más explotadores, empieza a caminar como una tuneladora sin control, que se llevará todo lo que encuentre por delante. El problema es que amigos, lo que se dice amigos, no tendrá a nadie. Por parte de los progres difícilmente los seduzca, a los socialistas, este señor los liquidó, supongo que lo deben de saber, y la derecha más purista, nunca han sido muy afrancesada, más bien lo contrario. Por todo ello me parece una gran idea y el resultado estará en función de lo que se merecen. El Reino de España, custodio del Estado de derecho, y de democracia consolidadísima, poder contemplar como la palabra libertad, va directamente a la basura, para no contaminar un partido de fútbol profesional, ejecutado por funcionarios o similares, es la prueba que se vive en el paraíso de los intransigentes.