Mónica Bilbao Alustiza

Indiferencia grabada

Fue asesinado a golpes, a plena luz del día en Italia y sin que nadie interviniese. De su muerte, leí en el periódico un breve. Y si no fuera porque la inmigración siempre caldea la campaña política italiana, me pregunto si ni eso. Se llamaba Alika Ogorchukwu, era de Nigeria, vendedor ambulante, tenía 39 años, mujer y un niño de ocho años. Desconozco hasta qué punto la agresión fue alimentada por un prejuicio racista o por la ira. Lo que si resulta claro es la indiferencia mostrada por el público allí presente, que no medió, aunque sí tuvo tiempo de grabarlo. ¿En qué mundo vivimos?

Se avecinan, dicen, dificultades económicas, terreno fértil para atizar el discurso del odio y la discriminación hacia el diferente o más vulnerable, por lo que bien nos iría en esta Europa en proteger, más que fronteras, esa dignidad humana de la que siempre hacemos gala.

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