Manu Aramburu, Astigarraga

Iñigo Martínez

Dice el adagio que quien traiciona una vez, traicionará siempre. En Donostia ya sabemos cómo las gasta el ondarrutarra que, amén de dejarnos más plantados que un pino soriano, nos torturó posteriormente con sus brillantes y sesudas elucubraciones filosóficas sobre qué significaba para él el Athletic a diferencia de la Real. Los resultados a la vista quedan: de reír por no llorar.

Pues en el Bocho van a conocer la segunda parte de esta tragicomedia. O el interfecto les deja tirados a corto o medio plazo, o lo van a tener que pagar a precio de oro, cuando es un buen jugador sin más.

En fin, si los bilbaínos ya andan mal de peculio en estos momentos, qué decir si pergeñan la operación que tienen planteada de una forma absolutamente obsesiva.

Postdata: y lo peor del tema es que no llegan a atisbar cómo poco a poco están cayendo en un precipicio deportivo y económico. Eso sí, son diferentes al resto de clubes de futbol del mundo en todo.

Amén. 

Bilatu