Recientemente Mendilibar, el serio entrenador del Eibar, hacía unas declaraciones sobre el fútbol español denunciando estar dirigido por incompetentes y que habría que investigarlo, pues con la dimensión e influencia que ha adquirido se toman decisiones sin reflexión que frecuentemente deben ser revocadas, además de los enfrentamientos entre presidentes, directivos y caciques que dirigen las estructuras de este deporte que maneja cifras mareantes y que ha acumulado tanto poder como para hacer temblar a las instituciones fiscales y financieras e incluso políticas del Estado.

Todo el sistema de corrupción era conocido y estaba institucionalizado, pero el covid-19 se ha presentado sin avisar y ha descubierto que el fútbol, además de deporte popular que maneja a las masas, constituye un grupo de presión que incluso el cargo de presidente de los clubs importantes sean más solicitados que los de las principales multinacionales por la popularidad y proyección mundial que adquieren. Ahora el pánico se ha adueñado de los directivos, pues los ídolos mundiales son tentados por equipos que están manejados por financieros que actúan como si se tratara de fondos de inversiones invadidos por los jeques del petróleo. Y para complicarlo más ha estallado una mina: se ha publicado un libro titulado "FIFA mafia", escrito por el prestigioso periodista alemán, Thomas Kistner. Describe la historia de la FIFA y la corrupción provocada por su presidente, Blatter, que produce sorpresa e induce a la incredulidad por el cinismo que se ha acumulado en esta organización deportiva multinacional que hace estremecer a presidentes de estados democráticos. Detalla el resultado de las investigaciones del FBI e Interpol en dos campeonatos del mundo cuyas conclusiones son explosivas.

A ver cómo resisten las costuras de un deporte que cruje porque el globo se ha pinchado por el covid.