Santiago González Vallejo, Comité de Solidaridad con la Causa Árabe

Jerusalén, epicentro de la ocupación

Las crónicas se concentran enlo que sucede en Jerusalén. Mejor dicho, en los alrededores de la mezquita de AlAqsa. Y entonces, se puede caer en la simplificación de que es un conflicto religioso. Pero, no. Enseguida, en otro párrafo se recoge la política de judeizar Jerusalén, ocho familias palestinas, refugiadas por una expulsión anterior, vecinas del barrio Sheij Yarrah, están amenazadas con ser expulsadas y sustituidas por unos colonos. Ningún palestino expulsado o refugiado puede volver a sus hogares. El derecho de conquista prevalece, la sustitución del derecho internacional por la fuerza es ejercido por la potencia ocupante con la complicidad internacional. Hamas u otros tiran cohetes. Otros se resisten pacíficamente. Los gobiernos israelíes -de cualquier color- se mofan. LLevan el apartheid como seña de identidad. Y, mientras, una persona coherente, Juana Ruíz, cooperante española, casada con Elías, un palestino de un pueblo cristiano, Beit Sahour, está en la cárcel.

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