Juzgar: el juicio y la existencia
La sociedad, llevada por corrientes «new age» o iglesias que no saben dar explicación a lo que no entienden y predican, no conoce en general el valor que tiene el juicio en nuestras vidas, incluso se dice que juzgar es malo, cuando al decir esto se da la paradoja de que ya emitimos un juicio.
Quisiera trasmitiros lo que he aprendido, que me parece práctico y liberador si queremos crear realidad propia, sin dejarnos arrastrar por corrientes de opinión y sus juicios interesados. Juicios emitidos a menudo desde un foco inferior, sin la altura de miras necesaria.
Existen dos tipos distintos de juicio, uno el usado por la sociedad para defenderse de las conductas dolosas y aplicado a través de abogados y jueces, y otro el juicio que me interesa, el llamado juicio «de existencia» que permite dar entrada en el universo particular de cada uno a lo que presta valor, importancia. A su vez, este juicio depende de otro juicio, «de valor», que decide qué cuestiones tienen valor y son importantes para nostros y las damos entrada en nuestro universo.
A todo aquello que valoramos le dedicamos tiempo y atención; en cambio, a lo que no, sin la atención y tiempo necesarios, desapare de nuestra realidad.
También diré que valorar negativamente, rumiar y maldecir algo, por ejemplo, es valoración al fin, y es preciso darnos cuenta de ello para no caer en el error de «darle cancha».
El truco no es incorporar de «fuera» lo que queremos en nuestro universo particular, sino desarrollar esto «dentro» y emanar entonces aquello que valorizamos. Porque no es cuestión de «tener» para «ser», sino de «ser» para «tener».