Pedro Mari Usandizaga Añorga | Ondarroa

La escena que debería ser el espejo de un bochorno...

Un hombre salvadoreño y su hija de dos años han fallecido en el Río Bravo después de tratar de cruzarlo para llegar a Estados Unidos. Los migrantes estaban en la ciudad de Matamoros, México, esperando a ser atendidos por la Agencia de Protección Fronteriza estadounidense para solicitar asilo. Ante el colapso general de la institución y la ciudad, atestada por la inmigración, decidieron cruzar el río. La imagen de ese abrazo póstumo se me ha clavado en la cabeza, igual que la de los zapatitos de Aylan, tirado como un muñeco en una playa turca hace cinco años. Quizá ya la más simbólica. Un niño yace muerto en la arena de una playa turística de Bodrum (Turquía) y el impacto en las redes sociales fue tan inmediato como justificado.

Falta ver ahora el impacto en los gobernantes europeos, en particular entre los más reticentes a acoger refugiados, o entre los que ponen condiciones, o entre los que directamente se niegan. Una escena que debería ser el espejo de un bochorno para Europa. En Turquía hizo fortuna la humanidad varada.

Creo que estas dos escenas no se me olvidarán en mi vida…

Salud y república.

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