Olga Santisteban Otegui

La hipocresía del fútbol

Desde que la FIFA anunciará que el mundial de fútbol de 2022 se había adjudicado al Emirato de Catar, han corrido «ríos de tinta» sobre la idoneidad de que un país en el que los derechos humanos «brillan» bastante por su ausencia, organizara un evento de tal envergadura. Creo que ya conocemos la inmensa mayoría, cuáles son esas gravísimas vulneraciones y el oscurantismo que rodeó su adjudicación del que llaman el deporte «rey» Hipocresía, diría yo. Los que se «rasgan» ahora sus vestiduras y llaman al boicot y bloqueo, entre un sinfín de contradicciones (renegarán, pero lo verán), total, es fútbol. No escuché demasiadas voces que se alzaron cuando Rusia organizó el Mundial de 2018, muy garante también en lo que concierne a los derechos civiles (Putin era entonces un buen «amigo»). Tampoco hay mucho alboroto respecto a quién organizará en 2026 el siguiente Mundial de la lista esta de la FIFA (uno de los organizadores será EEUU). Ahí tenemos un racismo, cada día más presente, pena de muerte (en muchos de sus estados) y una justicia recortando, igualmente, más derechos civiles. Así que menos hipocresía y más coherencia.

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