Sorpresa e indignación. Como ciudadanos y ciudadanas no debemos dar por buena -sin más- la decisión de la Junta Electoral de Álava de prohibir la manifestación que en contra de la apertura de Garoña para el sábado 19 de diciembre había convocado la Iniciativa Álava sin Garoña. La Junta se ha equivocado y, si su función es velar porque se respeten los derechos fundamentales, en este caso ha hecho justamente lo contrario.

Más allá de dejarse utilizar por el partido del gobierno, es evidente que a la hora de tomar su decisión le ha faltado o criterio o información o ambas cosas… Ha prohibido la manifestación porque podía incitar a votar a partidos que defienden la no apertura de Garoña. ¿No sabe la Junta que todos y todas las candidatas que se presentan por Álava han manifestado públicamente que son partidarios de que Garoña no se abra? Todos, incluido el candidato del PP, si. ¿A quién perjudica, pues la manifestación? Es posible que que la Junta tampoco crea lo que dice ese partido al respecto, pero es grave que de peso judicial a esa opinión.

Pero hay más. Según nos dice la Junta, durante la campaña no podrán salir a la calle los sindicatos a pedir la suspensión de la reforma laboral; las ONGs  no podrán pedir firmas en la calle para que se reforme la ley de extranjería; no podremos denunciar en la calle un desahucio y durante 15 días, tendremos que callarnos ante recortes o ataques a nuestros derechos, solo porque alguno de los partidos que se presentan los aprueban, los defienden o los llevan en su programa electoral. No estoy de acuerdo. ¿Y tú? ¡El domingo, si vas a votar, no te olvides la pegatina!