Enric Vivanco Fontquerni, Barcelona

La mafia del espectáculo deportido

El peso específico que ocupa la información del circo de actividades ligadas a la metástasis del deporte a escala planetaria, ocupa una dimensión indecente en comparación con lo que es necesario para que una sociedad sana pueda reflexionar sobre los temas de vital trascendencia. Es ridículo que jefes de Estado, ministros, y similares, aparezcan en finales deportivas, o sigan una trayectoria de competición a cargo del dinero público, que resta presupuestos para otros menesteres que son imprescindibles para la población en general. Que haya un Ministerio del deporte, con el añadido de cultura, cuyo objetivo esencial consiste en subvencionar a los amiguetes de turno y crear espectáculos que lo que busca es mover a la población para potenciar la industria turística, hasta el exterminio del planeta. Los medios de comunicación internacionales han dado la información durante varios días con comentarios respecto a una agresión sexual hacia una jugadora de fútbol. Dejando lo del patriarcado, que es un elemento crucial, que forma parte de las taras humanas muy difíciles de erradicar, y como se ha podido comprobar, el fenómeno se reproduce por medio de dos instancias como son: demasiadas madres educan con valores caducos, y la Iglesia. No solo estas dos instituciones fomentan la lacra patriarcal que, en definitiva, consiste que la sociedad se divida en los que mandan; tanto da que sean hombres o mujeres, y los que obedecen, cuyo objetivo teórico es conseguir los mejores resultados, ligados a una competitividad malsana del deporte, y otros varios, sostenido por los patrocinadores capitalistas, o por los Estados. El esperpento de una huelga de hambre de una madre refugiándose en las faldas de una Iglesia defendiendo a un hijo con un historial machista indescriptible, que se ha forjado una brillante trayectoria de macho consumado. Nada nuevo en este tipejo mafioso. Lo que es realmente relevante es la dimensión económica y todo el entramado que se construye alrededor de una gran cantidad de vividores que se lucran y forman una trama de intereses mafiosos. La soflama indigna que realizó que produjo una vergüenza ajena para el que la posee, rodeado de gentuza que le debe favores, aplaudiendo semejante excremento oratorio. En el momento que repartía dinero a un entrenador hacia el futuro, con un sueldo inmoral, que las jugadoras no lo quieren como preparador, señala la dimensión económica y de poder de una estructura que refleja una colaboración público-privada, que representa el mayor desastre que la clase trabajadora ilustrada debe de soportar.

Atentamente.

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