Javier Orcajada del Castillo | Bilbo

¿La soberanía nacional reside en el pueblo?

Según el articulo 1º de la Constitución «La soberanía nacional reside en el pueblo…». Así que es el pueblo el que tiene todos los poderes: puede destituir al Gobierno, decidir la forma de Estado, declarar la guerra y la paz, convocar referendumes, conceder amnistías, procesar al presidente y ministros y un largo etc. Por tanto, el Gobierno siempre estará a lo que ordene la soberanía popular. En la secuencia natural después del artículo 1º vienen los siguientes y las leyes complementarias que la desarrollan, de manera que esa soberanía del pueblo queda «matizada» hasta el extremo de impedirle ejercer de facto lo que el citado artículo 1 le reserva. No puede convocar referendumes de autodeterminación y en caso de hacerlo sin la autorización del Gobierno central la fuerza pública muele a palos al pueblo soberano. Como acaba de acontecer en Catalunya. Los que van a la cárcel por corrupción no son los políticos, es el pueblo soberano si roba una gallina, fuma porros o son desahuciados de sus viviendas aunque la Constitución garantiza que todo ciudadano tiene derecho a una vivienda y un trabajo dignos. Pero los políticos, que son los representantes del pueblo soberano salvan de la quiebra a los bancos con fondos públicos. Los jueces de los altos tribunales, que son nombrados por el Gobierno por no se sabe qué méritos, aunque los declare culpables por corrupción por malversación de fondos públicos, son tratados con benevolencia si quieren conservar sus privilegios. Estos delincuentes «White collar» cubiertas las espaldas en «Offshore» en paraísos fiscales, pues saben que cuando cesen en sus cargos políticos tienen asegurado un sillón en un consejo de administración de alguna compañía del Ibex 35 a la que benefició con tratos privilegiados la hora de tributar o con subvenciones de difícil justificación. Y si llega el caso se decreta una amnistía fiscal oportuna o se cambia la ley para que políticos prevaricadores puedan eludir responsabilidades. De esta manera los políticos engatusan la ciudadanía que así cree lla vigencia del artículo 1º de la Constitución y que la «soberanía popular reside en el pueblo». A veces, no obstante, el pueblo se equivoca y debe ser corregido con psicología y buenas maneras por los jueces, como han hecho el 1-O en Catalunya, pues los catalanes con desparpajo quieren ser los únicos protagonistas para votar su propia autodeterminación, lo cual es ilegal, pues la Constitución exige que para decidir su futuro Catalunya tienen que participar en su aprobación los gallegos, canarios, andaluces, vascos, etc. Y por qué no exigir también participar a los franceses, a los chinos o a los argentinos por ejemplo?

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