Las «llaves» de Palestina
El 15 de mayo de 1948, más de 700.000 Palestinos se vieron obligados a huir de su tierra, convirtiéndose así en refugiados, obligados a abandonar sus hogares, sus hogares y todo aquello que había sido suyo, durante largas generaciones. Llevaban consigo, las llaves de sus casas, que no eran simples trozos de metal, sino la esperanza, de retornar algún día a la tierra de sus ancestros, algo que la legislación internacional les prometió, pero nunca cumplió. Un día antes, el 14 de mayo, se había proclamado el Estado de Israel, en «virtud» de una igualmente legislación internacional (una resolución de la entonces incipiente ONU) Comenzó entonces un largo conflicto de luchas y guerras, sobre quién tenía más derecho, a la tierra de sus «antepasados» siendo los israelís los que poco a poco se quedaron, con aquello que llamaban «prometida». Pese a que, la llamada «comunidad internacional» ha trabajado por una supuesta paz, a lo largo del tiempo transcurrido, desde aquella lejana fecha, y ha creado, a su vez, una (ANP) que gestiona, aparentemente, los pocos territorios que les han ido dejando (Cisjordania y Gaza, regida esta última por la milicia Hamás) Recordaremos así mismo, que estos dos territorios, se han convertido en los últimos años y de facto, en verdaderos campos de concentración, por los sucesivos gobiernos israelíes, sojuzgando así, a la población civil que vive en condiciones extremadamente precarias. Este reciente ataque indiscriminado, por parte de Hamás, a la población civil israelí, víctima, igualmente, de la sinrazón y la barbarie, amenaza con una escalada sin precedentes, por parte de uno u otro bando, en los que perderán los de siempre, los y las que quieren vivir en paz, y no entienden de horror y bombas. Ojalá esas olvidadas «llaves», sean las de la convivencia y la esperanza, para unos y para otros.