Pedro Mari Usandizaga Añorga

Los catalanes...

Leí un artículo en un periódico catalán que me encantó: El municipio gerundense de Amer –de donde es natural Carles Puigdemont– declaró su independencia de España a finales de septiembre, como recordaba el profesor Albert Branchadell en un artículo en Ara. En realidad, los concejales de esta población se constituyeron en Consell Local per la República d’Amer, que es «la única institución local libre y no sometida a los poderes del Estado español», y declararon su territorio libre y soberano.

El filósofo barcelonés Franceses Pujols escribió su Concepte general de la ciència catalana que «cuando Catalunya sea reina y maestra del mundo, nuestra reputación será tal, y la admiración que se nos manifestará llegará a tales cumbres, que muchos catalanes no se atreverán a decir su origen y se harán pasar por extranjeros». No es fácil entender adónde conduce el derecho a decidir de los amerenses, sobre todo cuando los catalanes independentistas dudan muy seriamente de que el procés vaya acabar en la independencia. Contrasta el acelerón que quiere imprimir el universo de Waterloo al procés con el escepticismo creciente de los independentistas. O quizás es la explicación a sus prisas. Los posibilistas de este mundo están expectantes. Y aunque aún se les escucha poco por temor a que los señalen como traidores, no es menos cierto que en la calle crece el pragmatismo por encima del ruido de estos días. Francesc Pujols también escribió que llegará un día que «más valdrá ser catalán que millonario». Pero en tanto no llega esta fecha señalada, lo recomendable es un poco de calma y no cometer más errores.

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