Los ghettos de Varsovia y Gaza
Cuando fui por primera vez a Alemania a estudiar estuve en Gütersloh (Westfalia). Me alojé en casa de Martin, de mi edad y cuyo padre, también Martin, era judío alemán nacido en Silesia. Malhumorado, no hablaba con nadie; padecía todas las enfermedades, pues estuvo en el campo de exterminio de Treblinka siendo liberado por los rusos. Logré su confianza buscando dialogar con él hablando siempre que tenía la oportunidad. En largas charlas me contó sus crueles experiencias. Fue detenido por comunista, acusándole de todos los delitos imaginables. Le encerraron en el Ghetto de Varsovia y participó en la creación del ZOB, grupo de 750 jóvenes judíos que en 1942 organizaron el levantamiento del Ghetto de Varsovia porque 300.000 judíos fueron deportados a Treblinka. Atentaron contra militares alemanes, sus familias y colaboracionistas polacos. En represalia fusilaron a 7.000 judíos. También fue llevado a Treblinka. En represalia, la Gestapo organizó terribles pogromos entre los habitantes del Ghetto, por lo que el grupo de Martin era odiado y los propios prisioneros condenaban sus acciones «terroristas». Actualmente, el Tsahal está bombardeando la población civil de Gaza en represalia por el ataque de Hamás que ha humillado al mejor ejército del mundo. La operación del Tsahal supone la liquidación de la población civil para asesinar a niños, mujeres y ancianos; un genocidio como lo define el derecho internacional. El aparato de difusión y propaganda del sionismo que patrocina y apoya EEUU está haciendo el trabajo sucio de difundir el «derecho de Israel a su propia defensa», Realmente es un genocidio que supone bombardear sistemáticamente a la población, bloqueándola como en la edad media impidiendo la entrada de medicinas, agua y alimentos de los que depende la supervivencia de la población. Netanyahu y su patrocinador Biden no deberían olvidar el final de Hitler y su Endösung, pues la solidaridad hará justicia como en todas las aventuras militares contra la humanidad.