Javier Orcajada del Castillo | Bilbo

Los municipales vascos prefieren armas a argumentos

En una entrevista al recién elegido presidente de los municipales de Euskadi pone de manifiesto la recurrente y obsesiva voluntad de los mujicipales de portar pistola. «Herramienta» le llama a lo que es capaz de matar si se dispara contra una persona y en todo caso para intimidar y no para convencer. Alardea de su preparación para el ejercicio de su misión, pues para ingresar deben superar pruebas rigurosas y un cursillo de seis meses en la academia, enfatizando el alto grado de preparación que adquieren al terminar su formación. Parece que se refiere a aspectos físicos en los que se les potencia como valor esencial. Pero nada explica sobre la capacidad psicológica y humanística que reciben, queriendo dar a entender que es superflua ya que «convencen y disuaden» a base de su capacidad física que aprenden para el combate a la que se añade la «herramienta»... No parece que su uso sea aceptado en todos los ayuntamientos, pues en aquellos en que los ediles son capaces de distinguir el concepto de Orden Público del de la Seguridad tienen la convicción de que es preferible potenciar los valores humanos sobre los físicos o disuasorios de las armas que provocan el miedo a la fuerza. El orden público es el factor de sumisión de la ciudadanía por el temor y el rechazo a esos policías con armas y con facultades físicas disuasorias muy desarrolladas, aunque con escasas facultades mentales y humanísticas y que a la hora de «dialogar» lo hacen con la mano en la «herramienta» que es la que aporta fluidez a sus «argumentos». Con el bagaje de conocimientos de psicología que obtienen y la elemental titulación exigida, a la que se añade la del curso de la academia, alardean de estar capacitados para dirimir situaciones complejas entre ciudadanos o las suyas propias con la ciudadanía: lo solucionan con amenazas y gritos, blandiendo la porra y en último extremo el argumento inapelable de la milagrosa herramienta para convencer a ciudadanos que carecen de sus facultades física y lógicamente sin pistola, que es lo que quieren que se les permita llevar para «argumentar con convicción».

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