Enric Vivanco Fontquerni | Barcelona

Másters

La gran preocupación del momento es la crisis de identidad en las universidades debido a los incidentes de los currículumes imaginarios de muchos políticos. La recesión empieza en el momento que las asignaturas se transforman en créditos, así que su percepción no es otra que monedas de cambio para comprar y para vender. Las asignaturas en una licenciatura eran anuales y la carrera se cursaba como mínimo durante cinco años, su equivalente ahora se han reducido dos años y las asignaturas no llegan a un trimestre descontando las fiestas habituales. La posibilidad de conocimiento se ha minimizado de forma inmoral, ya que el tiempo para poder asentar las ideas y pensarlas es imposible. La Universidad en la Edad Media, en la que los debates de ideas se cimentaba  en los saberes, ahora consiste en tener créditos, y presentar trabajos exprés de forma oral, con dibujitos en la pared que impide el pensamiento abstracto, ya que es muy peligroso para el mundo de la empresa. Jan Amós Comenius S. XVII, recalcó la importancia de estudiar cosas más que palabras, fíjense en las presentaciones ahora de las tesis, que parece que estén en una reunión de marketing, para vender calzoncillos, o los políticos vendiendo humo, las técnicas corporales son idénticas, como la de los regimientos de granaderos que hacían mucho ruido. En el momento en que en las universidades, empiezan a matricularse demasiados, cunde el pánico, porque estúpidos no son y conocen lo del capital cultural, como que el conocimiento induce constantemente efectos de poder, así que hay que convertir la Universidad en un instituto, para que los de siempre vayan ampliando posteriormente la consciencia a base del peculio familiar. Toda la estructura universitaria en Europa, es un engaño para las clases mayoritarias, y lo de los másters, una indecencia indescriptible, que mueve mucho dinero, a expensas de grandes sacrificios económicos por parte de las familias. La universidad debe de estar a años luz del mundo de las empresas, ya que las mismas están esclavizando no sólo los saberes, sino fulminando el libre albedrío.

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