No desmontemos algo que funciona
No desmontemos algo que funciona En el Consejo Asesor Forestal de Navarra del pasado jueves 7 de marzo, se nos informó de la decisión de paralizar las ayudas a trabajos forestales que gestiona el Departamento de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Administración Local.
Nos es difícil explicar la gravedad de esta medida, ya que estas ayudas son uno de los pilares principales de la política forestal de Navarra. Basta ver que cuando el Parlamento Foral aprobó el Plan Forestal de Navarra, en 5 de sus 8 metas se pretendía alcanzar sus objetivos casi exclusivamente mediante estas líneas de ayudas forestales. Este cambio brusco en la línea de actuación del Departamento va a tener unas claras consecuencias en nuestros montes. Por primera vez en este siglo se interrumpirá el ritmo de trabajos de repoblaciones, clareos, limpias y desbroces, cajas nidos, senderos o retirada de cierres, es decir, una multitud de actuaciones en que se plasma la gestión forestal.
Durante muchos años Navarra ha sido un ejemplo a seguir, con admiración veían en nuestros montes un tejido socioproductivo que preservaba valores económicos, ambientales y culturales y que además suponía una eficiente política de prevención de incendios forestales. Crear esto ha sido labor de años y vemos en otras realidades cercanas que reconstruirlo no es fácil. Con la crudeza de esta crisis ha surgido el debate sobre la necesidad de que los montes sean autosuficientes. Pero a nosotros nos parece muy complicado reflejar en apuntes contables la rentabilidad de un monte de Utilidad Pública. Este genera servicios públicos innegables nunca remunerados, las llamadas externalidades tales como conservación del paisaje y la biodiversidad, recarga de acuíferos, control de la erosión, laminación de avenidas o fijación de CO2.
Con el cierre de las ayudas a los trabajos forestales el abandono será a partir de ahora, al menos a corto plazo, la opción de gestión más mayoritaria en nuestros montes. No hay más que ver la realidad que viven los montes de algunas comunidades vecinas para preverlo. Y sin cuidar los montes no están garantizadas estas externalidades. Por ello creemos que subvencionar los trabajos forestales ha sido, es y será necesario, no una situación transitoria. Pero todavía entendemos menos esta decisión cuando los mismos estudios del Departamento demuestran que las ayudas forestales tienen un componente social estratégico y una capacidad de generar empleo muy eficiente en dinero público, comparado con los costes de otros sectores. El empleo promovido por estas ayudas es productivo, surge en comarcas donde hay pocas alternativas de empleo y por tanto es indispensable para el desarrollo rural.
Además las inversiones forestales tienen una espectacular tasa de retorno, es decir, la actividad que generan devuelve vía impuestos la mitad del gasto público invertido en el mismo ejercicio. Si además tenemos en cuenta que estas ayudas son cofinanciadas por Fondos Europeos, ya podemos intuir que lo que recortemos en estos gastos públicos casi lo perdemos en ingresos. Todo ello hace que lleguemos a situaciones difíciles de comprender.
Ante una difícil situación de las cuentas públicas se toma la decisión de parar las ayudas forestales, lo cual va a perjudicar los ingresos vía impuestos futuros. Al mismo tiempo destruimos un empleo de calidad que generará un gasto público en prestaciones por desempleo nada despreciables. ¿Con este tipo de recortes estamos reduciendo realmente el déficit del Estado? ¿Se ha planteado alguien con responsabilidad estas cuentas? A nosotros las cuentas no nos cuadran y las consecuencias las vemos muy claras. No podemos estar de acuerdo y por eso proponemos que se modifique esta decisión, sobre todo en lo que respecta al ejercicio de este año y se busquen soluciones responsables a futuro.