Si no defiende los derechos de las mujeres, no es feminismo.

Si desdibuja el concepto de mujer, no es feminismo.

Si el sujeto político no es la mujer, no es feminismo.

Si no centra su agenda en las mujeres, no es feminismo.

Si es por la paz universal y es por el amor en el mundo, no es feminismo.

Si pretende cuidar del planeta entero, no es feminismo.

Si quiere incorporar todas las causas, todas las reivindicaciones, no es feminismo.

Si es amable y no moleta, si no es incómodo, no es feminismo.

Si ignora la anatomía de las mujeres, no es feminismo.

Si nos impide nombrar partes de nuestro cuerpo, no es feminismo.

Si no se puede llamar a una mujer «mujer» no es feminismo.

Si nos llama «personas uteroportantes» o «seres gestantes» no es feminismo.

Si insiste en definir a la mujer por oposición a una otredad, no es feminismo.

Si nos llama «cis» no es feminismo.

Si considera que el 52% de la población es un colectivo, no es feminismo.

Si habla de «feminismos» no es feminismo.

Si no lucha contra las violencias machistas, no es feminismo.

Si violenta a las mujeres, no es feminismo.

Si no entiende los miedos atávicos a encerrarnos con desconocidos, no es feminismo.

Si no garantiza espacios seguros, no es feminismo.

Si impide los registros por sexo, no es feminismo.

Si obstaculiza las estadísticas disgregadas por sexo, no es feminismo.

Si dificulta la investigación segregada por sexo, no es feminismo.

Si complica los tratamientos médicos diferenciados por sexo, no es feminismo.

Si cree que una mujer vende un hijo desde la libertad, no es feminismo.

Si quiere legalizar el comercio de bebés, no es feminismo.

Si considera la prostitución un digno ejercicio de la libertad, no es feminismo.

Si quiere perpetuar el negocio de los proxenetas, no es feminismo.

Si niega la realidad material, no es feminismo.

Si no considera que el sexo la base de todas las violencias, no es feminismo.

Si no considera que el género es opresor, no es feminismo.

Si quiere convertir el género en ley, no es feminismo.

Si sirve de coartada para agresores sexuales, no es feminismo.

Si arriesga la aplicación de la Ley Contra la Violencia de Género, no es feminismo.

Si sirve para atajar intereses laborales, penales o sexuales, no es feminismo.

Si desequilibra las competiciones deportivas femeninas, no es feminismo.

Si prioriza otras causas, no es feminismo.

Si es un empeño de partido, no es feminismo.

Si se amolda a las subvenciones, no es feminismo.

Si se organiza en una estructura clientelar, no es feminismo.

Si se apalanca en el poder, los sostiene y lo apuntala, no es feminismo.

Si es simple y es banal, no es feminismo.

Si funciona a golpe de eslogans, no es feminismo.

Gracias a Juana Gallego por su artículo "Si perjudica a las mujeres, no es feminismo" ("Público", 1 de febrero de 2021)