Victoria Vallejo Martínez

No les dejemos aparcados

Como se cuida de sus mayores dice mucho de una sociedad. Nuestro sistema de cuidados a la dependencia ya pedía un decreto regulador desde hace años pero está claro que lo recogido en el mismo nos parece escaso y se ha puesto en evidencia. Se requiere poner en el centro a las personas y no la caja de cuentas.

La atención y cuidado de nuestros mayores y dependientes, cada vez más dependientes cuando acuden a los centros, son tanto atención física como psicosocial y de movilidad. Hago hincapié en esto último porque la pandemia ha puesto en evidencia la debilidad del sistema de cuidados. Llevamos desde el 14 marzo con los centros cerrados, sin poder verles, sin poder abrazarles, besarles, querernos en la cercanía...

Han pasado en centros a estar confinados en sus habitaciones, confinados en cuanto salieron los primeros casos positivos. Esos primeros positivos fueron llevados a los centros acondicionados para albergarles: Umbe, Birjinetxe… Después los que salieron ya se quedaban en los centros. Han pasado tres semanas, cuatro en sus habitaciones confinados. Luego han empezado a hacer vida en planta: comedor, zonas comunes... aire.

Pero siguen sin poder disfrutar de los espacios exteriores del centro, luz y seguimos sin verles cuando ya hay plantas enteras que han sido testados por segunda vez y no hay positivos. Y el mundo desescalada y ellos siguen confinados. Sin movilidad que no sea ir al baño o al comedor.

Se requiere más personal para darles un paseo, para atender sus necesidades psicosociales... Para esas tareas se requiere más personal. Eran cubiertas en su gran mayoría por las familias y el voluntariado pero durante estos meses no estamos por su seguridad, por la nuestra y por nuestros profesionales sanitarios.

Pedimos que se abran visitas con seguridad, para ellos y para nosotros, para que todos estemos seguros. Creemos que es posibe. Que es una cuestión de medios, de dotación. Se va a juntar esta desescalada con la próxima escalada que los entendidos preveen en otoño. No podemos juntar una con otra sin verles, teniéndoles bajo un cristal porque no somos capaces de poner los medios. Porque si no mueren por coronavirus, van a morir de pena.

En esta ocasión, los EPI llegaron tarde para las trabajadoras, los test también, el personal escaso... Pedimos estar preparados y protegidos por un sistema público fuerte y seguro, en el que prime el cuidado de las personas y no intereses económicos. Pongamos a las personas en el centro. Queremos que este sistema no fomente el lucro de las empresas del sector, que se blinde ante el negocio y se anteponga un sistema público garante.

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