(comó bien dice Alberto Moyano en D.V. 16-09-23)

Es sencillamente el final de un modélico suceso urbanístico, el encuentro de la ciudad con la naturaleza en el lado este de la Avenida de Nabarra.

Esta pieza urbanística magistral, que ahora va a desaparecer, comienza al sur con el colegio de Jesuitas, que con gran fortuna, muestra a la Avenida su mejor visión, es decir, el espacio abierto de los campos de juego.

Luego viene un frente muy valioso de Ciudad Jardín, que aun con las últimas sustituciones que se han producido mantiene su interés.

A continuación se sitúa el talud verde, que va a desaparecer, que en su modestia es un ejemplo de solución de un tema siempre difícil, un gran desnivel, que se resuelve con mucho oficio en una escalera de una sola dirección y un paseo longitudinal a la cota intermedia.

(Aquí el articulista redobla sus argumentos, como la gente se droga en las zonas verdes, quitemos las zonas verdes).

La ampliación de la casa de cultura de Okendo, ya rompió este frente «suave» que tiene su remate también abierto en la gasolinera.