Gerardo Hernández Zorroza

¡Ojo! De nuevo, nada es lo que parece

La supuesta realidad que apreciamos no es tan objetiva como a primera vista parece, pues tiene muchos matices, prismas distintos desde los que nos informamos y pensamos.

Nos cuesta una enormidad transcender nuestros límites mentales y encontrar así la verdad por encima de las cosas, cosas a menudo superficiales que, lejos de unirnos, separan y derivan así hacia otros intereses distintos a los nuestros.

Es más, solemos comprobar, tarde, cómo eso que pensábamos «nuestros intereses», no lo eran tanto, y entonces somos conscientes de cómo nos alejaban de ese paraíso común que prometían.
Vivimos un tiempo vacío de palabra, de falta de respeto hacia la misma y su verdad, que no está más allá, ni acá, que cuidar su completo cumplimiento. Una época donde hay que navegar con cuidado por el río de la vida y consultar con frecuencia nuestra propia brújula, la única que, por encima de nubarrones y tempestades, nos permite conocer siempre si navegamos rumbo a destino o a otra escollera.

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