Otro 12 de octubre. Una invitación a revisar nuestros privilegios
Otro 12 de octubre, qué pena que este año cae en sábado. Sin embargo, hace varios años que diferentes empresas vascas y personas a título individual no celebran el día festivo nacional y van ese día a trabajar, como muestra de rechazo a una fiesta con la que no se sienten identificados, porque no es su fiesta. El sentimiento nacional español no existe, simplemente no hay hispanidad que celebrar. Y por eso, ese día sí van a trabajar.
Lo mismo ocurre con la población originaria de las excolonias españolas, como los países de América, Guinea Ecuatorial o el Sáhara. No se sienten identificados con el nacionalismo español, por razones obvias que no hace falta explicar. En este caso, sin embargo, la colonialidad presente en el día a día de los sujetos colonizados no les permite, aunque quisieran, no ir ese día a trabajar. Porque puede que, simplemente, no tengan trabajo; o que el que tienen sea precario y teman perderlo, o que estén trabajando sin papeles, o que el tipo de trabajo que desarrollan no les permita ausentarse de su puesto (hostelería, cuidado de personas mayores...). En el primer caso, ir a trabajar el 12 de octubre deviene un privilegio; y en el segundo caso, ir a trabajar supone el esfuerzo de la contradicción de ocupar el lugar que la historia del colonialismo tiene reservado para los sujetos colonizados, aun siendo conscientes de lo injusto de la situación.
Como sociedad democrática debemos reflexionar sobre el origen y los valores de nuestras celebraciones; pero al mismo tiempo debemos ser conscientes del lugar de privilegio u opresión que habitamos y desde ahí plantearnos cuáles son nuestras luchas y con quién queremos caminar en esas luchas, sin reproducir en el camino las mismas lógicas de la colonialidad. Los movimientos sociales tienen la responsabilidad de incorporar la mirada decolonial en su práctica política y el resto tenemos la obligación ética de avanzar hacia unas relaciones personales de igualdad y respeto a la dignidad de todas las personas, sin discriminaciones.
Se me ocurre entonces que los colectivos abertzales que llaman a movilizarse el 12 de octubre contra el Día de la Hispanidad, incluyan en sus demandas la derogación de la Ley de Extranjería o que la persona que el 12 de octubre sí va a trabajar, le permita escoger a la persona que cuida de sus mayores si quiere ese día trabajar o no.
El 12 de octubre no hay nada que celebrar, mucho por lo que luchar.
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