Javier Orcajada del Castillo | Bilbo

Pedro Sánchez es bipolar

Según el diccionario de la RAE es «una enfermedad mental que cambia estado de ánimo extremo…». Se declara republicano, pero defiende que el rey Juan Carlos haya huido a Abu Dabi, que su estancia sea costeada por el Estado y a pesar de todo mire para otro lado.   Alardea de presidir el gobierno más de izquierdas, pero trató de formarlo con el PP y con Ciudadanos porque miraba de reojo al Ibex35. Afirma que el bipartito con Podemos va bien, pero los encontronazos son evidentes y permanentes, acabando por el abandono del gobierno  de Iglesias por los reiterados incumplimientos de los pactos para formarlo. Ello supone  dar oxígeno a Vox y PP si se convocan nuevas elecciones. Tiene a la judicatura humillada  ante los tribunales europeos porque el Poder Judicial está caducado desde hace tres años y no se atreve a imponer medidas legales que impidan el juego trilero del CGPJ que tiene que  implantarlas, pues está amotinado. Tiene el contencioso de Catalunya que a pesar de que el PSE ganó las recientes elecciones sabe que no puede negociar con los independentistas, pues no siempre el que gana tiene el poder. Aunque se reserva siempre regular la tensión del Estado con el Parlament amenazando veladamente con el 155 a pesar de la condición de «los experimentos, con gaseosa». Está dispuesto a dialogar en la Mesa de Diálogo sobre temas que no interesan a los nacionalistas, pues éstos plantean exclusivamente negociar las bases del referéndum vinculante sobre autodeterminación y sabe que previamente deberá sacar a la calle a los presos del Procés. Además, que aplique a la justicia española  bases democráticas, que el nuevo CGPJ mire hacia los tribunales europeos… Quizá Sanchez ignora que el Parlament actual es mayoritariamente independentista. Con los granos de   Madrid, Murcia y Castilla-Leon infectados y la pandemia desbocada. Cuídate de los idus de marzo, Pedro.

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