Una peligrosa e intolerable deriva, parece que se ha «adueñado» de calles y plazas, donde dicen «manifestarse» pacíficamente, los «amantes» de la democracia. Es, sin duda, el derecho a la manifestación, algo fundamental, que tienen las democracias, para expresar aquello que los ciudadanos y ciudadanas consideramos, que «atentan» precisamente contra esos derechos. Esa «deriva» acompañada por, gruesas palabras u actos que «desvirtúan» el sentido mismo por lo que dicen estar en desacuerdo (llámense ley o leyes para amnistiar) que todavía estar por aprobar y en el hipotético caso de aprobarse, deberán pasar después, por un camino que supongo arduo, hasta su aprobación definitiva (que se llama Tribunal Constitucional) Estas manifestaciones muy «pacíficas» se vienen ya desarrollando, unos cuantos días, y lo que vendrá, alentadas y jaleadas, por lo más «granado» de la ultraderecha española, entre cánticos y loas, ha tiempos y personajes, de un oscuro pasado, mientras a la derecha muy democrática y constitucional, parece que le «cuesta» desmarcarse, de algo que se torna por momentos y salvando las distancias, ha revueltas y asaltos que, vivieron no hace tanto, democracias que parecían consolidadas. Urge, pues, y desde todas las instancias pertinentes, poner sosiego y calma, ha toda esta deriva, y lo que empezó siendo una legítima manifestación, nos lleve a un punto de no retorno.