Manuel Aramburu, Astigarraga

PNV en la encrucijada

Malos tiempos para la lírica y peores para los jeltzales. Resulta irrefutable que el PNV, elección tras elección, incluyendo las europeas, se ha adentrado en un marasmo de pérdida de votos que parece no tener fin.

¿Las causas? En mi opinión de muy diferente índole; desde la falta de previsión en la renovación tanto de cargos instituciones como de los órganos colegiados, sobre todo el EBB, los fontaneros con que ironizaba Alfonso Guerra; pasando por la triste pandemia que periclitó vidas, ilusiones y proyectos, además de arremeter con una virulencia desmesurada contra la considerada hasta entonces joya de la corona de los servicios públicos vascos, Osakidetza; además de episodios de corrupción como el caso De Andrés.

A día de la fecha les sostiene ese salvavidas que constituye el PSE, pero, ¿qué acaecerá el día que los de Eneko Andueza les abandonen?

Por tanto, creo, no le queda otra al centenario partido vasco, que hacer un ejercicio de reflexión, a marchas forzadas, otro de mutación en cuanto a sus principios y estatutos, y, ante y sobre todo, no olvidar que tienen muchos votos prestados de electores estatalistas, con el peligro que ello conlleva, porque a modo y manera del Guadiana, aparecen y desaparecen.

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