Javier Orcajada del Castillo, Bilbo

Rebeldía de Ertzainas en lucha

Con el simplismo característico con el que trata el consejero de Interior los asuntos de orden público, la ciudadanía puede creer que habiendo pasado la amenaza de bloqueo del Tour se ha evitado lo que se temió, pues a ello contribuyó el tono irónico de Erkoreka relacionado con las sospechosas bajas de la tropa en especial los de la Brigada Móvil a los que alude tratando de aparecer ocurrente frente a la respuesta de los cabecillas del grupo rebelde respondiendo que «cuando llueve se mojan y esa es la causa de enfermar y pedir la baja», solo que no era oportuno el momento y ante tanta frivolidad por ambas partes y el riesgo de que se llegue a convertir en irreversible, convendría que el Gobierno Vasco tome la iniciativa sin miedo, que Erkoreka no vaya de ocurrente, se investiguen los hechos y las intenciones solapadas e imponga de inmediato el orden sancionando las conductas de indisciplina, incluso separando del servicio a quienes están provocando la imagen de «ejército de Pancho Villa», como ha aparecido una tira cómica en la prensa. Ahora las autoridades que parecía que valoraban a la Ertzaintza como la joya de la corona del Estatuto de Gernika ve que no lo es tanto, si se tiene en cuenta que la indisciplina afecta a 4.000 rebeldes, lo que él supone que el 50% de la tropa son anarquistas, lo que pone en duda el método de selección, pues se rigen por criterios asamblearios y rechazan el de representación característico de la democracia. Sean cuales sean las medidas correctoras que se arbitren, la mala imagen que proyectan del servicio que prestan a la sociedad no deja de ser un brindis al sol, pues sus mandos deberían ser los primeros en comparecer ante el Parlamento Vasco que es el titular de la soberanía vasca otorgada por la metrópoli. «Stultorum sunt plena omnia» (Ciceron).

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