Miren Gonzalo López

Recortes, cristianismo y derechos humanos

Soy una ciudadana de ‘a pié’, una ciudadana que se siente políticamente defraudada. En los recortes que está haciendo el Gobierno no veo un respeto por los derechos humanos, éticos y morales por ninguna parte, sobre todo si nos referimos a la gente más necesitada. Esto es lo que nos están quitando: sanidad, educación y vivienda; se me pone la carne de gallina. Hay familias que están pagando una hipoteca, y que al quedarse en paro van a quedarse también sin vivienda, en la calle. ¡Que vergüenza!

Medidas, además, que están siendo ejecutadas por un Gobierno que se dice católico. A todo esto, tenemos que escuchar a una diputada en el Congreso decir: «¡que se jodan!». Esto no tiene disculpas, solo tiene una solución: exigirle que devuelva el acta de Diputada.

Como católica practicante, pero al mismo tiempo crítica con la Iglesia, me pregunto: ¿no tiene nada que decir ante tanta injusticia la Iglesia? Otra cosa que me pregunto es: ¿qué pasaría si hoy Cristo bajase al templo? ¿Qué haría? Nos echaría a latigazos a todos, unos por corrupción, otros por omisión. Estuve educada en un colegio religioso; antes nos hablaban del pecado de omisión, entonces me parecía una tontería, hoy me acuerdo y le doy más importancia, por eso escribo esta carta. Tenía que dar mi opinión.

Otra cuestión importante es la relativa al aborto. ¿Cómo podemos ser capaces de juzgar a una madre que decide abortar, por la decisión que sea, ya sea por una
malformación del feto o por otros motivos? Por tomar esa decisión, que a mi juicio, siendo madre, tiene que ser muy dura, ¿cómo podemos ser capaces de condenarla de por vida a ese sufrimiento? Hay que recordar, además, que estamos hablando de madres sin posibilidades económicas para ir a Londres.

En resumen, me siento defraudada, y también avergonzada por todo lo que está pasando en los últimos meses.

Bilatu