En su momento e incluso hoy cuando se hace referencia a lo nuclear, se alza la voz inmediatamente para gritar «¿Nucleares? ¡No gracias!», en contra de esa inquietante carga mortífera, en previsión de los muchos miles de muertes que puede causar y en recuerdo de los que ya a causado.

Pues bien, más peligroso aún y que ya ha producido millones de víctimas, es la carga fanática letal que contienen las patrias y las religiones en su interior, con ideas y conceptos inventados por los poderosos, para conservar sus privilegios a costa de los trabajadores y las trabajadoras, y que sin embargo a calado fácilmente y muy hondo en todas partes, por ser unos conceptos muy cómodos, populistas y en los que no hay que pensar, pero que encierran desigualdad y muerte, por eso es, por lo que hay que alzar la voz y gritar a tiempo, ¿Patriotismos y religiones? ¡No gracias!, y aprender a vivir en un mundo de ciudadanos y ciudadanas tolerantes y carente de adjetivos excluyentes, en el que se nos juzgue solo por nuestro comportamiento, y en los que los poderes déspotas, impuestos o "elegidos", no se encuentren tan cómodos como ahora.