Gerardo Hernández Zorroza

Regalo de redes

Sabemos que las redes sociales, bien utilizadas, nos pueden servir para crecer en lo individual y social o, simplemente, para mostrar en ellas nuestras mejores «plumas» y alimentar «egos». El camino para ampliar conciencia colectiva parece tener en las redes una herramienta muy útil para ampliar nuestro círculo y conocernos mejor, aunque también, lo sabemos, para otras cuestiones bien distintas.

Los medios de comunicación masivos, desde bien tiernos ahora, nos enseñan a compararnos con ciertos modelos sociales y trabajar con esfuerzo y tenacidad para imitarlos, sentirnos a su altura y después, dicen, poder aspirar a superarlos.

Nos parece normal este camino hacia el «triunfo» que nos presentan, un camino, por cierto, repleto de urgencias donde, frecuentemente tarde, nos damos cuenta –y aquí me acuerdo de Quino, el de Mafalda– que con tanta prisa nos olvidamos de lo importante, de descubrir bien y desarrollar aquello que nos hace felices.

Los pedagogos están de acuerdo en que, aunque la presión sea inevitable y precisamos de los otros como espejos donde apreciar nuestras fallas, no conviene forzar este camino de autoconocimiento, un camino que conviene estimular y afrontar sin pausa, pero sin prisa, so riesgo de caer en «redes sociales» no deseadas e hipotecar con ello, gravemente, nuestro desarrollo.

Bilatu