Rusia, Estados Unidos y el Síndrome de Estocolmo de la OTAN
Estados Unidos y la OTAN han sobrevivido a través del tiempo y el espacio construyendo enemigos y sembrando temores, desde la Guerra Fría, en torno a una supuesta amenaza expansionista soviética en Europa Occidental de aquel entonces. La confrontación actual entre Estados Unidos y la OTAN contra Rusia tiene como objetivo preservar la hegemonía y la dominación global de Estados Unidos.
Durante cuatro décadas de miedos infundados durante la Guerra Fría contra el llamado «Imperio del Mal» soviético (Ronald Reagan), Estados Unidos consiguió afianzarse en suelo europeo desde 1945 hasta la fecha actual. La Guerra Fría 2.0 que vivimos hoy recicla nuevamente aquella supuesta amenaza psicológicamente inducida retomando argucias como la narrativa de una incursión militar rusa con el objetivo de invadir países europeos y atacar a directamente a la OTAN. Una falacia, además de un razonamiento basado en premisas falsas.
Mediante el «engaño militar» y estrategias de «operaciones psicológicas», Estados Unidos y la OTAN siguen afianzando un control firme sobre los llamados aliados de la OTAN (más bien vasallos). Dicho esto, el autor asegura tajantemente que la única amenaza real para Europa son los Estados Unidos y su diseño imperial que apuntala bases militares estadounidenses en todos los territorios europeos –entregando así la soberanía de países europeos a una potencia militar extranjera–.
A modo de reflexión, el autor presenta lo que considera una ironía de la vida haciendo referencia a los países de Europa del Este (érase una vez miembros del Pacto de Varsovia) y su integración en la OTAN sin vacilación y sin considerar, en retrospectiva, que los países del Bloque del Este en algún momento de la historia (1949-1989) también fueron objetivo militar de Estados Unidos y la OTAN con misiles y cabezas nucleares apuntando hacia ellos bajo amenaza de aniquilación total en plena Guerra Fría.
El síndrome de Estocolmo de la OTAN.