¿Seguirá Kutxabank los pasos de Euskaltel?
A las movilizaciones del personal de Kutxabank se une el descontento de numerosas personas, mayores sobre todo, que ven como se están cerrando las oficinas cercanas a sus domicilios, a las que han acudido toda la vida, obligándolas a hacer largas colas para poder realizar sus gestiones, o bien, utilizar el canal online, para el que muchas de ellas no están preparadas, por lo que se ven en la necesidad de solicitar ayuda de otros familiares.
Kutxabank desarrolla una política comercial clásica de los bancos más especulativos: elevadas comisiones por las cuentas, desahucios de clientes con problemas para pagar sus hipotecas, cerrar oficinas, etc. Solo le preocupa la captación de dinero para sus fondos, siendo el banco que más ha captado el pasado año en el Estado español. Y ahora ya ha entrado en la parte más dura: reducir la plantilla y bajar sueldos a sus trabajadores.
Y todo esto, con el visto bueno del Partido Nacionalista Vasco, que de facto controla el banco a través de las fundaciones BBK, Kutxa y Vital, dueñas de Kutxabank, en las que tiene mayoría. Personas del PNV marcan las pautas de las políticas económicas y comerciales del banco, así como los nombramientos del presidente y consejo de administración del mismo.
No deja de resultar curioso que los jeltzales que tanto se quejan de la falta de cogobernanza del gobierno de Madrid, por ejemplo en la gestión de esta pandemia, amenacen a los empleados a través de la dirección de Kutxabank con el Convenio Sectorial del Ahorro, de aplicación en el ámbito estatal, que recoge sueldos, antigüedad etcétera mucho peores que el convenio con el que se han estado regulando las relaciones laborales de Kutxabank hasta la fecha. Es decir, cuando interesa somos españoles, y si les interesan las leyes de allá, las aplican sin ningún recelo.
Con la creación de Kutxabank, se perdió el control que tenía la sociedad sobre las cajas vascas. Pero aún es peor, todavía resuena el interés de algunos por vender gran parte de las acciones de Kutxabank, como hicieron con Euskaltel. Esto haría aún más difícil el sueño de democratizar Kutxabank, y un ahorro de cerca de 40.000 millones de euros pasaría a estar controlado por especuladores.
Evitar esto es tarea de todos.