Ya son once las víctimas por accidente laboral en la parte sur de Euskal Herria en lo que llevamos de año, un dato muy preocupante que bien daría para un llamamiento a una huelga o al menos en su caso, una respuesta masiva en nuestras calles del honrado pueblo trabajador. Personas que dejan su vida, sin corruptelas ni notoriedad y que no reciben homenaje público ni institucional. Aquí solamente se ensalza y aplaude al político que tras su condición de tal, consigue unos privilegios que la gran mayoría carecemos.

Para ejemplo como Gabriel Rufián deseaba todo lo mejor para Borja Sémper, un señor que va a ganar un pastizal en su nueva aventura en la empresa privada, en uno de los mayores poderes fácticos del mundo como bien decía hace poco mi tocayo Iñaki Egaña. Pues bien señor Rufián, yo deseo lo mejor a todas esas familias que han perdido a un miembro suyo dentro de esos trabajos precarios, a todas esas gentes de bien que no llegan a fin de mes, en definitiva, a ese pueblo que tanto desconocéis.

Escandaloso también el vaivén político de UP respecto a Billy el niño, otra prueba evidente más del profundo engaño que vivimos. Pues como bien decía Franco Battiato en una de sus excelentes canciones: «las barricadas se alzan por cuenta siempre de la burguesía, que crean falsos mitos de progreso». Desgraciadamente así es, nos separa un abismo con esa élite gobernante, caminamos diferente. Son como sepulcros blanqueados, bellos y bien maquillados por fuera, pero llenos de podredumbre en su interior.