Ser creyente
Respecto a la reseña en Gara, de en estudio sobre la aceptación popular de la democracia liberal, en Francia, Brasil y Estados Unidos, por una publicación de un lobby científico, pagado por manos privadas, de entrada sorprende la disparidad, de los Estados estudiados y desconozco las razones, ya que solo dispongo de esta reseña. No entiendo que tiene que ver la deriva histórica de Francia, con Brasil, francamente me parece esta comparación de entrada absurda, como la de los americanos por antonomasia. Una de las asignaturas más importantes que he podido realizar a lo largo de mi vida, ha sido Antropología religiosa, en manos del Doctor Manuel Delgado. Sin ir más lejos, hace pocas horas, en una presentación de un Seminario, mencionó que hay gente que cree en los Ovnis, y en Catalunya, hay un grupo que mensualmente los va a ver. Una vez sabido esto, el maestro en voz baja se dirige a los alumnos y menciona que también hay gente que cree en la democracia. Colosal, no hace falta ningún estudio para saber que la democracia es una creencia en igualdad de condiciones que la de los Ovnis. Es obvio que cuanta mayor renta se dispone, más entusiasta se es de la democracia liberal. Solo cuando se contrasta la participación, los ricos en las elecciones vota la gran mayoría, los pobres se quedan en casa, ya que la sabiduría popular conoce que solo es una creencia y que para ellos nunca les llega nada más que miseria. También es curioso el binomio democracia- dictadura. Es una pobrísima reflexión que da a entender que solo es válida la democracia y que no hay nada más. Es lógico, como es la religión verdadera, las otras son la falsedad personificada. Sabemos, desde Durkheim, que las religiones son fenómenos sociales, y el protagonismo esencial son los ritos que se hacen. La democracia liberal está forjada únicamente por una serie de ceremoniales que cristaliza en la papeleta que se deja en la urna. Todo el proceso anterior son puros rituales que a los que les va bien, son fervorosos creyentes. La curia es amplísima de esta creencia en la que viven millones de personas en diferentes niveles salariales, y profesiones. Como la aristocracia de la edad Media y Moderna, unos puros parásitos. No hay democracia con estados de excepción, ni leyes antiterroristas, la bibliografía es amplísima, y quien quiera conocer que se moleste y que lea. Las leyes antiterroristas, aunque sea algo muy archisabido, neutralizan y matan a la democracia. Así que, la democracia es una creencia que me lleva a Marx, cuando señala que es el opio del pueblo.
Atentamente.