Ser experto en economía
Con la que está cayendo en economía los expertos en esa ciencia se han puesto de moda y no hay día que no aparezca en prensa un artículo en el que un primer espada de la economía exponga sus teorías. Es esa su servidumbre: se le exige siempre una idea novedosa sobre expectativas o las causas que conmocionan la economía. Ser declarado experto le exige una respuesta, aunque tenga las mismas probabilidades de acertar que Rappel. No se atreven a responder que ignoran la razón de algo que acontece ya que es obvio que no sabe todo, pero no puede declararlo porque su cachet de experto se lo exige. Disponen de información novedosa porque leen artículos en la prensa económica de países avanzados que escriben Premios Nobel o expertos que logran popularidad cuando se atreven a exponer ideas diferentes a las que circulan por los centros económicos mundiales porque es la forma de entrar y permanecer en el Walhala de la prospectiva económica aunque tenga escasa probabilidades de acertar. Es indiferente, el objetivo es estar en el candelero utilizando una jerga intencionadamente críptica para que no pueda ser interpretada por cualquiera, se trata de dificultar la entrada en el mundo tan cerrado de las doctrinas de los gurus que se dedican a vaticinar. Aunque, a juzgar por su nivel de aciertos, las consecuencias que se derivan de cada error del experto y que son implementadas por los gobiernos produce más paro, la quiebra de países o bancos que han sido asesorados por Premios Nobel y que han tenido que ser recatados con fondos públicos para cuyo destino nunca hay límite, aunque tengan que ser detraídos de los fondos sociales que se generan con impuestos que se recaudan de la comunidad. Como declaró una catedrática sobre el futuro de las pensiones, en un alarde de agudeza aseguró que era muy negro porque la gente mayor moría cada vez más vieja y nacían cada vez menos niños. Así que la solución tenía que ser la rebaja de las pensiones, alargar la vida laboral o fomentar la política de natalidad. Para expresar esta obviedad no hay que ser catedrático, está al alcance, sin temor a equivocarse, de De Guindos o Montoro. El Nobel de Economía de 2001, Stiglitz, en su libro crítico con el Euro manifiesta que todo el entramado de la Eurozona, su funcionamiento y las bases sobre la que se sustenta el Euro es humo y a los que lo diseñaron les considera incompetentes que han realizado todo al revés de cómo deberían, por lo que el futuro de la UE es muy incierto. Por ejemplo, exigiría eliminar el euro único y sustituirlo por varios diferentes. Es curioso que todos los jerifaltes económicos que han llevado al planeta al borde de la insolvencia en esta crisis hayan sido presidentes de bancos de negocios que han asesorado a países que se hallan en quiebra. Que se lo pregunten a los griegos, argentinos, italianos, españoles y otros países menores que ni se atreven a denunciar a estos jugadores de casino.