Pedro Mari Usandizaga Añorga

¿Será Gürtel el principio del fin de Rajoy?

La trama de tres cabecillas, Francisco Correa, Pablo Crespo y Álvaro Pérez «el Bigotes», la fiscalía respondió a su intento de llegar a un acuerdo, ya que tras largos años de instrucción el ministerio público ha visto actitudes mafiosas de los populares valencianos durante sus años de gobierno. Aunque el Partido Popular mire para otro lado o, trate que los ciudadanos también lo hagan, el juicio que se está celebrando en la Audiencia Nacional estos días, los tres encausados que pertenecen a Gürtel han adquirido un gran protagonismo, tras confesar y explicar la corrupción que durante años el Partido Popular de la Comunidad Valenciana.

Como es habitual el PP, realiza esfuerzos por paralizar y alargar la causa judicial presentando mil recursos y practicando todas las trabas posibles desde las administraciones dirigidas por el PP han tenido resultados adversos y beneficiosos a un mismo tiempo tanto para los empresarios que pagaron las mordidas al Partido Popular a cambio de recibir contratas y obras públicas, los cabecillas de Gürtel así como para la que durante buena parte de los 20 años que gobernó el Partido Popular la Comunidad Valenciana fue la plana mayor de este partido.

Durante años Mariano Rajoy esquivó las investigaciones judiciales, los registros de la sede del PP en Madrid y los escándalos asociados a principales responsables estatales y autonómicos, con frases de gran calado intelectual del tipo «ese señor del que usted me habla» o «el que la hace la paga».

Resulta imposible creer que tramas como la de Gürtel, Lezo o Púnica no fueran de dominio general en el Partido Popular.

1. La posibilidad de hacer campañas electorales con grandes medios mediáticos y materiales que tenían una proyección mayor que la del resto de los partidos políticos.

2. Gracias a las privatizaciones que han posibilitado un gran sistema de corrupción organizado, crearon un entramado de estómagos agradecidos, fieles votantes del PP.

Tras la confesión de una decena de empresarios admitiendo que entregaban cantidades de dinero en metálico al Partido Popular de la Comunidad Valenciana a cambio de adjudicaciones.

Por supuesto, Mariano Rajoy no tenía ni la menor remota idea, una vez más, de lo que ocurría a su alrededor. Nunca preguntó, al parecer, de dónde salía todo el dinero para poder realizar aquellos majestuosos mítines que el Partido Popular organizaba en la plaza de toros de Valencia, que siempre terminaban con un gran espectáculo de fuegos artificiales y que simbolizaron en qué convirtió la Comunidad Valenciana el Partido Popular: un enorme pufo pagado con el dinero de los valencianos gracias a la corrupción.

Salud y República,

Pedro Mari Usandizaga Añorga

Bilatu