Sobre la escolarización de niños de acogida
Ser familia de acogida implica atender y acompañar las necesidades de unos niños y niñas que han vivido tantas adversidades (agradezco el apoyo de profesionales del departamento de menores de Gobierno de Navarra). Un proceso en ocasiones arduo, pero que a la vez llena de amor.
Un proceso de acoplamiento e incorporación tan delicado, en el que no es de recibo que las familias de acogimiento permanente tengamos que preocuparnos y luchar por completarlo con un cambio de centro escolar que debería darse no en un plazo ordinario, sino cuando el proceso de incorporación establecido por Gobierno de Navarra lo requiere. Y no por capricho, sino por un cambio de domicilio forzoso e incluso una reagrupación con «hermanos» que ya eran miembros de la familia de acogida anteriormente. Añadiendo, además, que en ocasiones los niños y niñas afectados desean este cambio para lograr una mayor estabilidad estructural.
Parece mentira que tratándose de niños tutelados por Gobierno de Navarra, dos departamentos como son Derechos Sociales y Educación (concretamente escolarización), no tengan un protocolo claro que facilite un cambio automático de centro escolar en una situación tan excepcional y común a la vez, como es un acogimiento permanente. Una traba que puede ser decisiva para tomar la difícil decisión de acoger a un menor.
Me consta que no somos los únicos afectados por esta circunstancia, así que hago un llamamiento a ambos departamentos para que se coordinen y establezcan un protocolo facilitador para que los menores puedan completar la inserción a su nueva vida con un cambio de centro si se considera necesario, y las familias y profesionales no nos veamos afectados por un proceso tan sencillo como es una escolarización. Espero que esta sugerencia no caiga en saco roto y se trabaje para que los padres y madres podamos centrarnos en acompañar a estos menores en dar sentido a ser familia.