Espe Mendez, en nombre del colectivo vecinal Larrigadakoak

Somos peatones

Vivo en Muskiz, junto a la carretera Bi-734. En mi barrio las casas se alinean a lo largo de la carretera, las más antiguas parece que se precipitan sobre ella. La razón es muy simple: con el paso del tiempo la N-634 ha ido adaptándose a un tráfico cada vez más intenso, invadiendo el espacio que correspondía a vecinos y transeúntes.
    
Hace ya más de treinta años que se abrió la A-8, lo que supuso un gran alivio para los vecinos. Aun así, la carretera continúa siendo muy transitada. Desde entonces, salvo la denominación (pasó de ser N-634 a Bi-734), no ha cambiado nada. Sigue siendo una carretera peligrosa, llena de curvas, sin aceras, sin semáforos ni pasos de cebra, donde el tránsito peatonal es imposible.
    
Ante esta situación, las autoridades «se ponen de perfil». También los vecinos cuando vemos que se nos acerca un camión; detenemos la marcha y nos ponemos de perfil tratando de no invadir la calzada, conteniendo la respiración hasta que el camión nos ha sobrepasado. Pero somos mucho más diligentes a la hora de cruzar la carretera; como la visibilidad es escasa a causa de las curvas y el límite de velocidad no se respeta, aguzamos el oído antes de cruzar y echamos a correr (nos hemos vuelto muy cautos desde que el silencioso coche eléctrico nos acecha). Las autoridades, en cambio, se hacen «las remolonas» ante nuestras reiteradas demandas de seguridad sin aportar ninguna solución hasta la fecha.

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