Félix Placer Ugarte y Ángel albaina Aberasturi

Un cura de pueblo

José María Salazar «Askota» fallecía hace unos días en su casa de «La Era», en Eskota-Axkoeta donde nació hace 81 años. Dedicó su vida al servicio del mundo rural alavés en varios de sus pueblos. Desde la Montaña Alavesa y Obekuri y Bajauri (condado de Treviño), pasó luego a la zona de Asparrena en Zalduondo y Galarreta, colaborando también en Araia, y más tarde a Abetxuko pueblo y barrio de Gasteiz. Legutio, Urrunaga, Olaeta fueron los últimos lugares de su servicio pastoral.

Como miembro de la coordinadora de sacerdotes de Euskal Herria, que agrupa los cinco herrialdes, fue un asiduo participante en sus acciones, compromisos y línea euskaldun por una Euskal Eliza, servidora de su Pueblo. Aprendió euskera que siempre promovió allí donde vivía y trabajaba.

Vivió con sus pueblos y para ellos, integrado en sus procesos, trabajos, fiestas; era amigo de las personas con las que convivía. En todos los lugares ha sido un cura implicado en la vida popular y en su cultura; quería a sus gentes y ellas le apreciaban y agradecían su presencia activa, cercana, amistosa, cordial. Fue especialmente significativo el homenaje en su jubilación que el pueblo de Legutio, participando todos los vecinos y vecinas, tributó a quien consideraba un amigo entregado a su servicio.

Nos ha dejado en su casa natal de Eskota-Axkoeta, rodeado y arropado por el cariño de su familia. Su funeral en el santuario de la Virgen de Angosto, luego en Legutio, en Zalduondo fueron la expresión popular de homenaje y agradecimiento a un amigo del pueblo.

Entre quienes hemos compartido con «Askota» su cordial amistad, su compromiso permanente, su servicio desinteresado, su amor a Euskal Herria, queda su semilla de sacerdote al servicio del pueblo que seguirá fructificando en la tierra de Araba. Goian bego eta baita gure bihotzetan!

Bilatu