Pedro Mari Usandizaga Añorga

Vox está obsesionado con los catalanes y vascos

El debate que organizó la Academia de Televisión durante la campaña fue un ejemplo de la actitud errónea del resto de partidos ante los ultras, con la excepción de Podemos. Solo los de Pablo Iglesias y los nacionalistas y soberanistas vascos y catalanes (ausentes del mencionado debate) se atreven a desmontar el discurso tóxico y falaz (con frases tomadas directamente del credo falangista) de Santiago Abascal y su camarilla.

Es grave que ni socialistas ni populares repliquen de forma contundente la retahíla de propuestas inquietantes que emiten los dirigentes de Vox. En España la derecha extrema no puede dejar de ser franquista, es su tradición y su filiación, desde los tiempos de Fuerza Nueva (con el notario Blas Piñar al frente) hasta Vox, por mucho que algunos de sus ideólogos se consideren finos neocons de inspiración estadounidense. Por eso ondea su gran obsesión con los catalanes y vascos, como base de la supuesta anti-España, elemento constitutivo de su proyecto político.

Vox añade al enemigo exterior de todos los neofascistas europeos (la inmigración) el enemigo interior (los independentistas catalanes y, por extensión, lo catalán y lo vasco como sospechoso y anómalo), al que hay que eliminar. La noche electoral el eslogan más coreado ante la sede de Vox fue «a por ellos». La ironía amarga es que Vox ha acabado devorando a quienes, sin saberlo, crearon el marco propicio para que Abascal entrara al galope.

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